Conocer la historia para construir el futuro

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Textos y fotos: Mayra Flecha, Ana M. Álvarez, Patricia Sánchez, Romina Acosta y Bethania Achón

Si no conocemos nuestra historia, entonces no sabemos nada. Comprender el origen de nuestro presente nos permite identificarnos, sentirnos parte, entender el porqué del hoy e inspirarnos en la construcción de un futuro deseable.
Para que podamos sumergirnos en el relato de los inicios de nuestra amada carrera de Ciencias de la Comunicación, acudimos al testimonio de dos ex-alumnas destacadas de nuestra casa de estudios, quienes además de formar una gran amistad, fueron y siguen siendo partícipes de nuestra historia, y de nuestra misión y loable lucha de abogar por la verdad.

Hebe Báez y Juanita Carrecela nos cuentan sobre los inicios de la carrera y los valores de la misma, además relatan los principales cimientos de lo que en su momento fue y hoy ya está consolidado: el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción.

¿Dónde estaba ubicada la facultad?
La facultad residía en el colegio Cristo Rey, luego se trasladó al famoso sótano,al lado de la Catedral.

Se daban clases desde las seis de la tarde. Ambas resaltan la existencia de un diario mural en el que se publicaban, todos los días, opiniones firmadas de los alumnos sobre temas nacionales e internacionales. Cuentan que sólo quedaban en el muro porque no tenían dinero para editarlo; utilizaban máquina de escribir, pintaban, sacaban fotos y las ponían en el periódico mural, diagramado por ellos mismos en papeles grandes, para que la gente leyera.
Estudiaban de todo en la facultad, tenían una cinemateca que llevaba el Dr. Oscar Trinidad, un estudioso del cine; tenían ciclos de cine chino y ruso.
Además, había un circuito cerrado de televisión en dónde el padre Oliva decidió que se hiciera televisión; consiguió todo el equipo que era necesario y lo instaló en la facultad, que en ese entonces estaba en el Colegio Cristo Rey. Ahí se hacían sketches, prácticas de TV educativa, guiones y noticias. “Se colocaba un monitor en la calle, entonces pasaba la gente y veía lo que hacíamos los alumnos de comunicación”, cuenta Juanita.

 

El paso de la dictadura

A veces nos quedábamos hasta las dos o tres de la mañana porque estábamos tan entusiasmados con el circuito de TV, escribiendo o discutiendo sobre la oposición a la dictadura, porque nosotros hablábamos mucho de la oposición, fue como si nos hubiéramos reunido un grupo de alumnos con la misma consciencia, estábamos hartos de eso.

Báez y Carracela recalcan que en aquel entonces formaban parte de un grupo que estaba permanentemente comunicado, sin celulares, pero siempre comunicados porque eran hostigados, perseguidos y amenazados. Recibían insultos de una bajeza no creíble, cuando lo que hacían en realidad era sentarse a debatir y tomar clases de sociología, y de todos los aspectos de la carrera.

Rescatan el impacto que tuvo en sus vidas vivir la dictadura, “nos hizo pensar en cómo estábamos viviendo y si queríamos seguir con eso o queríamos algo diferente”.

Pa’i Oliva, fuente de inspiración

El Padre Oliva siempre tuvo una visión de los medios cerca de las personas, llegar cerca de la gente, que es el fin de los medios de comunicación.

Juanita expresa su gratitud hacia el padre Oliva, señalando que todo fue gracias a él. Hace referencia al circuito cerrado de televisión y comenta“podíamos haber hecho ahí nomás las prácticas con los profesores, pero él sacó a la calle y la gente caía, caían los estudiantes, miraban los estudiantes”. El pa’i mismo era quien daba las clases de comunicación, les hacía leer y practicar.

Resalta también la personalidad tan coherente del padre, su forma y estilo de vida que estaba siempre al servicio de la gente. El Padre Oliva era quien nos decía “vamos para adelante, ustedes tienen que cambiar esto” detalla Hebe.

Profesores que marcan

Los profesores que tuvimos eran un lujo, un privilegio, porque nos hicieron armar un circuito cerrado de televisión en los años 70, en dónde hacíamos programas por horas y como podíamos, con el presupuesto miserable que teníamos.

La mayoría de los profesores de la época eran jesuitas, lo que significaba que debían tener un importante coeficiente intelectual. Eran considerados como los monjes negros de la Iglesia Católica por su tendencia a pensar diferente, discutir y debatir.

Hebe nos cuenta que el padre Munarriz, que era un intelectual, era el que daba las clases magistrales de sociología e historia. Por su parte, Juanita confiesa que el profesor Ángel Llorente fue uno de los más especiales, ya que enseñaba cinematografía, y a ella le apasionaba el cine.

 

El mensaje de Hebe para los y las estudiantes de comunicación es que lo primero es leer, estar informado, comerse los diarios, comerse los noticieros. Juanita enfatiza en que el periodismo es realmente una pasión,y que si no tenés pasión, hacé otra cosa.

Si hay algo que rescatar de este breve recorrido por los comienzos de nuestra carrera, es la lucha constante de seguir lo que a uno le apasiona. Nosotros los comunicadores tenemos la misión de, nada más y nada menos, anunciar la verdad. Si eso no te mueve el piso y no te inspira a seguir luchando por tus sueños y el de las demás personas, estás en la carrera equivocada.

Defendamos lo que somos, honremos el vigor y la resistencia de nuestros antecesores y continuemos la construcción de un imperio de información veraz y responsable que contribuya a la cimentación de una sociedad democrática.

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