Por: Santiago Caballero
Es tan sólo un decir. Porque un maestro como vos no se va. O, una manera de empezar a hilvanar esto que no sé qué maera saldrá.
Sospecho que este zurcido terminará como aquella camisa tuya que doña Sofía remendó al revés mientras soñaba. Me cuesta, maestro, acompañarte en tus últimos maitines porque se me hace que estás ahí en la espera del lucero del alba cuando los salmos fluyen en medio del calor como un viento suave o un arroyuelo entre culantrillos. Estás ahí con tu chumbé franciscano, siguiendo el paso de los carreteros de caña dulce que van silbando con sus rejones por los caminos de Villa Rica pero que más son los del dolor, de la soledad, de la explotación. Ahí sí te veo y aunque de lejos te acompaño, te sigo, te escucho, te pienso.
En el valle y en la loma, en las dos partes, te encontraremos como siempre. Si por acaso no estás, ya sabemos de antemano que nos espera un farol en cada esquina para sumarnos, tomados de las manos, por un Paraguay sin pobres, sin excluidos por el color de la piel y del pañuelo, sin despreciados por su lengua, por su labores. Entonces ya sabremos que estás con nosotros, en este nuevo viaje por los bosques ausentes, los ríos encajonados y la palabra secuestrada. Entonces repetiremos en un polifónico silencio:
“Y no se diga, si ha muerto, que se mató de miedo:
Yo le cerré los ojos,
y parecía esperar el lucero del alba
para empezar de nuevo” (de RD “Llanto por el labriego rendido”).
Barrio Tacumbú, 31.01.18
Breve Biografía
RAMIRO DOMÍNGUEZ. Nació en Villarrica en 1930. Docente, escritor, abogado, dramaturgo, ensayista, sociólogo, poeta y antropólogo paraguayo.
Doctor en Derecho por la Universidad Nacional de Asunción.
Pertenece a la llamada “Generación del “50” de la poesía paraguaya, junto, entre otros a José María Gómez Sanjurjo, José Luis Appleyard, Rubén Bareiro Saguier, Carlos Villagra Marsal y Ricardo Mazó.
Miembro Fundador del Centro de Estudios Antropológicos. Docente universitario en la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción” y en la Universidad Nacional de Asunción.
Cursó sus estudios secundarios en el colegio de San José de Asunción, bajo la orientación del culto sacerdote español César Alonso de las Heras. Escribió sus primeros trabajos en el seno de la Academia Literaria de aquel Colegio, para pasar luego a militar en la Academia Universitaria, también impulsada por el padre Alonso.
Participó en el Consejo Asesor de la Reforma Educativa. Es Coordinador de la Comisión Nacional de Bilingüismo.
Ejerció varios años el profesorado en la Universidad Nacional. Posteriormente ocupó el cargo de decano de la Universidad Católica de Villarrica y al trasladarse a Asunción fue nombrado decano de la Facultad de Filosofía.
Fundó y dirigió por varios años el colegio Gimnasio Paulino de Villarrica. Es miembro de la Academia Universitaria, del Instituto Paraguayo de Letras, del Grupo de Arte Nuevo, del Instituto de Numismática y Antigüedades.
Obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2009.
Falleció en la madrugada de este miércoles, 31 de enero de 2018, en Asunción, a los 87 años. Entre sus obras se destacan interesantes poemarios, ensayos y guiones de teatro.
Sofía Domínguez, hija del escritor, informó que el velatorio se realizará en el salón de Cañete e hijos sobre Mariscal López, a partir de las 10.00. Posteriormente será trasladado a Villarrica, Departamento de Guairá.
Domínguez fundó el Centro de Estudios Antropológicos del Paraguay y trabajó en el proceso de reforma educativa de nuestro país.
También fue decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y de Ciencias y Letras de la Universidad Católica de Villarrica; asimismo, cumplió la función de vicedecano de la Universidad Nacional de Villarrica del Espíritu Santo (Unves).
Se lo designó también director Ejecutivo de la Comisión de Festejos del Bicentenario, así como hijo dilecto de la ciudad de Asunción. Fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito y en el 2009 ganó el Premio Nacional de Literatura.
Gracias Santiago. Lamentablemente el maestro sufrió lo indecible para irse. Lo tuvieron esperando varias horas en IPS sin brindarle la atención que necesitaba. Tras lo cual tuvo que ser trasladado a una clínica privada donde falleció después de haber tenido tres infartos en una ambulancia. Así tratamos a nuestras eminencias.