Melià propone volver a la «sociedad del don»

Manifestantes que estaban afuera del Congreso Nacional en Asunción. Después de que 25 senadores aprobaron el proyecto de enmienda constitucional para habilitar la reelección presidencial. Viernes 31 de marzo de 2017.

 

Nota: María Maya Núñez Alvarenga
Fotos:  Internet


Recuperar la economía guaraní, donde no existe la moneda ni el seguro social, sino la cooperación comunitaria es la propuesta del padre Bartomeu Melià, a propósito de la crisis política del segundo marzo paraguayo. En esta entrevista, habla de enmienda, dictadura y de la justicia atada a intereses.

 

Rvdo. P. Bartomeu Melià, sacerdote jesuita español, antropólogo y lingüista guaraní.

 

-¿Cuál es su opinión con respecto a nuestra realidad política ahora?
-Yo considero que esta cuestión ha galvanizado un poco la opinión pública, pero lo grave es la conciencia que tiene la gente de lo que es la Constitución.

-¿Cómo es eso?
-La Constitución es como se dice en guaraní la “Ley Guasu”, o sea, un “Tekó Guasu” o modo de ser reglamentado como ley, son leyes directivas, son textos muy bien pensados, discutidos y escritos por los constituyentes en un momento de euforia democrática y que tuvo su conclusión en el ‘92.
La Constitución es algo sumamente respetable, si se le quiere dar una interpretación más tradicional, más católica, son como los 10 mandamientos, ¡eso no se discute!, la norma el “Tekó”, el “Tekó Katu” -yo lo considero la Ley-, esto permanece a pesar de las distorsiones. Entonces querer tocar la Constitución ¡es muy grave!, sólo el pensamiento de querer violarla, prescindiendo de los motivos por los cuales se quiera, es muy grave para un país.

-¿No debería cambiarse nunca?
-Es el solo hecho de plantearse la violación de la Constitución lo grave. Ahora alguien dice: “no, pero se puede presentar que se hagan los cambios necesarios”, y la Constitución tiene unas reglas para estos cambios, que tienen sus procesos y sus fechas. Esta enmienda quiere ser llevada a un referéndum, pero tampoco se quieren respetar las fechas del referéndum.
Yo lo veo así. Incluso me dicen: “no, pero eran las circunstancias actuales, tenemos un presidente extraordinario”, yo ni siquiera discuto eso, aunque fuera extraordinario, en este momento no se tiene ni siquiera que plantear.
Después apareció el famoso “que lo decida el pueblo”, bueno la manera como se hizo aquella especie de referéndum gua´u, que cualquier gobierno que hace una cosa de estas queda descartado, esto es motivo de un juicio político y salta todo el mundo, se salieron demasiadas cosas en este tiempo, mentiras y más mentiras.

-¿Y qué impresión le dio la reacción de la ciudadanía y la población en relación a este tema?
-Hubo manifestaciones. El pueblo paraguayo no es de mucha manifestación, aunque a veces ha habido manifestaciones muy comprometidas que han acabado con muertos que al final han sido asesinatos, asesinatos dirigidos, tal vez no a una persona, pero sí dirigidos a un grupo, como en el marzo paraguayo.

-¿A nuestra población le cuesta involucrarse en su opinión?
-Sí, hay muy poca educación cívica. La regla clara por ser clara no siempre es la mejor, pero por lo menos esclarecer ya es una virtud. Mira que ahora la cantidad de veces que uno lee en el periódico caos y confusión, y yo creo que esto es perjudicial incluso para la población, incluso creo que suma a un estado depresivo. Ahora dicen que es la tercera causa de muerte en Paraguay, el cáncer, el infarto y ahora la depresión. Pues, un pueblo puede ser deprimido, porque realmente no tenemos…, ni siquiera un equipo de fútbol que valga la pena, somos medianos en todo, y bueno… son demasiados los casos que hacen que la gente viva deprimida.

-¿La solución que plantean nuestros políticos le parece creíble a usted, el que el presidente no se presentará a las futuras elecciones?
-¡Es un engaño! Es un engaño, cualquier alumno de bachillerato ve que hay trampa ahí…, ve que hay trampa, porque si realmente ha renunciado como dice, es una renuncia “con piolita”.
Entonces ¿por qué no dicen de una vez no hay enmienda por lo menos? No hay enmienda en este proceso, que ya no da para ser una enmienda “como Dios manda”.

-¿Y la figura de Lugo en este momento, qué opinión le merece?
-Bueno a mí me cayó el alma a los pies. Lugo era una figura de buenas intenciones inicialmente. Esto y muchas cosas parece que las hizo bien. Pero ahora, ¿por qué él ahora pretende la enmienda? Porque él siempre dice que no está a favor de la enmienda, pero no sé por qué está alrededor de la enmienda, porque su grupo dice que, aunque la enmienda no se haga, Lugo tiene derecho a presentarse por otros caminos, por la manera como lo echaron, en este sentido si fue una gran injusticia contra él.
Pero todo nació de la voluntad del presidente actual, ahí no hay que engañarse todo empezó de ahí, nadie había pensado en la reelección. Entonces sí él no quiere presentarse, ¿por qué es que insiste en la enmienda?

-Siempre hablábamos del término transición desde que cayó Stroessner, pero ahora ¿en qué momento estamos históricamente, seguimos en transición o cómo podríamos llamar en su opinión a esto que estamos atravesando?
-Treinta y cinco años de sometimiento y de falta de educación en ciudadanía… El Padre Oliva siempre decía: “estamos perdiendo el tiempo, no hay progreso en la conciencia de ciudadanía”.
¿Qué se ve? La violencia de la policía, el robo como sistema para enriquecerse, es un sistema que nunca se dejó, y eso ya tendría que haberse advertido cuando después del golpe vino Franco, al cual nunca se le ha pedido cuenta de nada, ¿yo no sé…?, ¿y a Cartes?… El papel que se ha gastado, las horas que han perdido discutiendo eso, que desde el primer día los diputados y los senadores bastaban para decir “esto es una violación de la Constitución y por lo tanto esa enmienda solamente puede hacerse según estos trámites y punto”.

-Así como están actuando nuestros representantes políticos y nuestro presidente en estos días ¿cree que nuestras libertades corren peligro, tenemos que temer por nuestras libertades?
-Sí, porque el peligro no es la dictadura, la dictadura ya la tenemos, actualmente el gobierno actúa dictatorialmente, la justicia es una justicia dictatorial, partidaria no sólo de partidos sino partidaria en el sentido de que ciertas causas son atendidas y otras no son nunca atendidas, y el pobre indígena que está en Tacumbú tiene tantos derechos como los tiene el Ministro que debería estar en Tacumbú, no son dos entes diferentes, lo demás es racismo.
Hay cosas que ya no nos hemos ocupado de educar, porque «si usted hace», por ejemplo, está conduciendo después de beber y encima tiene un accidente, no importa si usted es el presidente, ¡va a la cárcel!

-¿Qué factores debemos atender con mayor urgencia para mejorar nuestra situación política?
-Yo creo que hay que volver a estos principios generales y fáciles de entender, creo que lo he dicho -que te he dicho a ti, y otras personas porque tengo muchas visitas-, que se ha olvidado que la economía es comunicación de bienes, comunicación igualitaria de libertad y por lo tanto aquella economía guaraní, “la sociedad del don”. No es libertad liberal. Ahora estamos en la sociedad de mercado y este mercado lo ensucia todo, porque es difícil que alguien pueda decir: “yo puedo prescindir del dinero”. Muchas de las cosas de las cuales nosotros nos quejamos no existen en los pueblos indígenas. El pueblo indígena todavía no inventó la pobreza, ni la moneda, ni el seguro social, se auxilian en comunidad y se van del mundo de manera natural.

 

Breve reseña del entrevistado

Bartomeu Melià es un sacerdote jesuita, lingüista y antropólogo español.
Ya sacerdote, se radicó en Paraguay en 1954, donde inició sus estudios de la lengua y de la cultura guaraní; teniendo al padre Antonio Guasch como su primer profesor.
En 1969, obtuvo un doctorado en la Universidad de Estrasburgo , con una tesis : La creación de un lenguaje cristiano en las misiones de los guaraníes en el Paraguay , tornándose discípulo y colaborador de León Cadogan (1899-1973).
Exprofesor de etnología y de cultura guaraní en la Universidad Católica de Asunción, y fue presidente del Centro de Estudos Antropológicos de esa misma universidad. Director de las revistas Suplemento Antropológico y de Estudios Paraguayos, hasta 1976, cuando fue obligado a salir del país luego de repudiar públicamente la masacre sistemática de los Ache-Guayaki.
En Brasil desde 1977, alternó investigaciones científicas con un trabajo de indigenista primeramente entre los Enawene-nawé de Mato Grosso do Sul. En Paraguay alternó sus trabajos de campo entre los guaraníes; con investigaciones en etnohistoria y en etnolinguística.
Participa activamente de diversos programas de educación intercultural bilingüe, tanto en Paraguay como en Bolivia, Brasil y Argentina.

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