Sentados en nuestra cueva
Sin la opción de salir
¿Por qué será que tanto cuesta
el acostumbre a este vivir?
Hasta parece ser,
aunque ya lo hayamos vivido,
que este nuestro deber
sea más bien un castigo.
Dando vueltas sin parar,
Recorriendo estos cómodos
una y otra vez…
¿Dónde vamos a terminar
sino en nuestra propia turbidez?