Texto: Profe. Santiago Caballero
Foto: Gentileza
Cuando un político/a emite un comunicado o va a la redacción de un diario o a un canal de TV o a una radio a realizar una denuncia de un hecho de corrupción, ejerce su derecho de la libre expresión; más aún, utiliza el medio como un canal expedito para llegar a la gente que lo votó y demostrar así que cumple sus deberes correspondientes. En su relato, agrega al hecho dos o cinco adjetivos de gravísimo para arriba o lo califica de “atentado contra los intereses de la gente, del contribuyente”. Seguidamente muestra dos o diez documentos que avalan plenamente sus denuncias. Aclara también que los directivos, los responsables de la institución, de la dependencia o de lo que sea, no han hecho caso a los reclamos y por lo cual él, ella, su grupo, no ven otra alternativa que recurrir a la denuncia a través de los medios de difusión. Y con las preguntas de rigor de los conductores del espacio, colorín colorado, la denuncia ya fue hecha de forma responsable y a difundir se ha dicho. Un detalle que puede resultar significativo: esto suele ocurrir con mayor frecuencia en las cercanías de las elecciones, generales o sectoriales, de las instituciones públicas.
El resultado generalizado, puede haber excepciones, la gente, los lectores, los oyentes, los televidentes, quedan impactados por la denuncia y se posicionan a favor de quien o quienes la realizaron. Y, ya ni les pasa por la cabeza el cuestionamiento al denunciante, a la verdad de los hechos y, menos, a la posibilidad de la inocencia de los inculpados.
Esta repetida lógica de los medios masivos y la gente, sin embargo, puede tener otras variantes las que generalmente ni se toman en cuenta. Proponemos aquí algunos elementos para interpretar de manera diferente lo que ofrecen los políticos y los medios masivos.
1.- Ya se mencionó más arriba el dato del tiempo. Los tiempos pre electores con muy importantes pues los candidatos deben imperiosamente aparecer en los medios, a lo que dé lugar. Esta figuración se manosea, por ambos lados, hasta el hartazgo. Así, para llenar los espacios y ante el imperativo del tema, muchas de las entrevistas no pasan de ser publinotas. Estas se dan por imperativo de los dueños de los medios a favor de los candidatos de su preferencia o incluso de los mismos periodistas. Todo es justificable en nuestro sistema empresarial. Sin embargo no se justifica la falta de creatividad y la ausencia de un mínimo de criticidad, de incisividad, de cuestionamiento, ante los lugares comunes de las propuestas de los candidatos. Un solo ejemplo: lucharemos contra la corrupción, seremos celosos del dinero público. Bien. ¿Y, las preguntas, cómo será esa lucha, con qué medios, cuáles son los mecanismos para impedir el robo o para seguimiento de los gastos…..? Generalmente naipori.
2.- Cuando una persona de dudosos antecedentes o de probada corrupción en anteriores instancias, se lanza a la denuncia de malos manejos, cabe algunas variantes. Uno, qué bien, dejó de ser corrupta, desde ahora denuncia las irregularidades, optó por la senda de la decencia. Bien, benditos sean Dios y todos los santos.
Dos: Denuncia porque los posibles responsables no son de su partido ni de su grupo. Los malos son ellos, nosotros no y por eso los denunciamos. España neéme: Maniqueismo.
Tres: El tal denunciante se pichó demasiado luego porque él también quería parte del botín pero lo dejaron fuera. En venganza, lanza la denuncia, queda como un rey y su grupo como el honrado.
Y, seguiremos. Espero tus opiniones. Serán bienvenidas. Es hora que analicemos con mayor profundidad lo que ocurre y lo que se publica en los medios. Es un imperativo para la real búsqueda de los cambios necesarios y urgentes. Abrazos.