Texto: Ventana Abierta
Fotos: Andrea Yinde y Vanessa Penner
Muchos de nosotros nos acostumbramos a “la zapatilla” como corrector de
comportamiento; a los gritos para hacer bien las tareas y a los insultos cuando no respondemos a las expectativas de nuestros padres, docentes y jefes. Esta cultura no solo no cambia, sino que con el encerramiento ocasionado por la pandemia se recrudecen los maltratos en muchos hogares. Cambiar nuestra forma de relacionarnos es el primer paso para cambiar la sociedad.
La prolongada cuarentena en Paraguay llevó al extremo una serie de vulneraciones de derechos: desempleo masivo, problemas para acceder a la educación en todos los niveles, necesidad de alimentos en muchas poblaciones e incremento de la violencia intrafamiliar.
Aunque existe una Ley de Promoción del buen trato, crianza positiva y de protección a niños, niñas y adolescentes contra el castigo físico o cualquier tipo de violencia como método de corrección y disciplina, estas prácticas continúan y con el aislamiento se recrudecieron. La línea gratuita Fonoayuda 147 recibe un promedio de 3.000 llamadas mensuales de denuncias de maltratos y abusos sexuales, según la ministra de la Niñez y la Adolescencia, Teresa Martínez.
Para cambiar esta cultura instalada en la sociedad paraguaya, es necesario cambiar conductas cotidianas y también diseñar políticas públicas que apunten a cambios reales y profundos.
Mientras esperamos una transformación social desde el Estado, podemos empezar aplicar algunos principios de buen trato en nuestras escuelas, colegios y universidades:
- Vamos a escucharnos atentamente, sin interpretar ni calificar a las personas.
- Dediquemos tiempo a responder a las inquietudes de los demás, colaborando con que expresen sus opiniones y sentimientos.
- Seamos pacientes con nuestros hermanos menores, padres, compañeros de facultad y profesores que no entienden bien de tecnología.
- Ayudemos a los niños, niñas y adolescentes de nuestro entorno a encontrar formas positivas de expresar sentimientos perturbadores como el miedo y la tristeza.
- Recordemos a nuestros hermanos, hijos, amigos, compañeros de facultad y docentes que ellos son importantes y que estamos disponibles cuando algo les preocupa.
- No tengamos miedo de decir: “Te quiero”, “sos importante para mí”, “estoy aquí para ayudarte”, “te apoyo”, “llamame cuando quieras”.
- Y en casos que ya no podamos manejar situaciones de violencia, podemos recurrir a los números de emergencias: Fonoayuda 147; Defensoría de la Niñez 133 y SOS Mujer 137.
Fuentes consultadas:
https://www.unicef.org/es/coronavirus/covid-19
https://cecodap.org/10-derechos-de-los-ninos-para-garantizar-durante-la-cuarentena/
http://www.globalinfancia.org.py/