Editorial realizado por: Claudio Ríos
Los estudiantes de la UNA siguen en busca de la reforma del estatuto universitario. Hace un año salieron a la luz casos de corrupción dentro del Rectorado de la Universidad, que impulsaron el movimiento #UNANotecalles que logró la renuncia del entonces rector Froilán Peralta. De esta forma, junto con las movilizaciones de estudiantes secundarios, se dio origen a una verdadera primavera estudiantil.
Hoy, un año después, los reclamos siguen siendo solo reclamos. Una vez más, los estudiantes han decidido luchar por la modificación del estatuto que permanece intacto desde aquel septiembre de 2015. El documento que podría iniciar el ansiado proceso de transparencia dentro de la casa de estudios, se encuentra protegido detrás de un muro de burocracia y camaradería criminal entre los altos cargos universitarios, impenetrable para los estudiantes.
Algo sí cambió en un año, por primera vez, las 12 facultades lograron estar en paro simultáneo a fin de exigir el necesario cambio en las reglas. El pasado agosto, el Consejo Universitario decidió dilatar la aprobación del estatuto planteado por los estudiantes, quienes trabajaron 8 meses en la propuesta. Este hecho causó el resurgimiento de las protestas y movilizaciones. Uno de los puntos claves que exigen los estudiantes es la redistribución de miembros de la Asamblea Universitaria, para que ningún estamento tenga mayoría propia. Esto significa que los estudiantes buscan equidad y un mejor lugar en la mesa de toma de decisiones, decisiones que inequívocamente repercuten en sus vidas.
La transparencia dentro de la universidad pública es imprescindible, después de todo, fue el estatuto el que permitió que la corrupción reine en la UNA sin restricción alguna, blindando a cualquier usurpador de bienes públicos dentro de la institución. Los que se rehúsan al cambio están cómodos en la cima de la pirámide, indiferentes a cualquier demanda que no sea suya.
Por eso la lucha estudiantil es más que válida y vigente, porque significa un intento de alcanzar una verdadera democracia en la universidad. La forma que toman estas manifestaciones pueden ser tildadas de extremistas por algunos, o incluso innecesarias. Martin Luther King Jr. argüía en su Carta desde la cárcel de Birmingham que la única forma de iniciar un proceso de diálogo o negociación es crear tensión sobre el asunto que ya no puede ser ignorado hasta tal punto que la comunidad que se ha negado constantemente a negociar se ve obligada a hacer frente a este problema; en este caso, el asunto es la falta de transparencia y democracia en la UNA.
La lucha de los estudiantes universitarios es necesaria para todos los aspectos de la vida en la sociedad paraguaya. Ahora más que nunca, cuando existen proyectos de ley que buscan reivindicar leyes policiales stronistas, la sociedad necesita de las incansables voces de los estudiantes, que no callarán hasta lograr la democracia y transparencia. Pero estas voces deben ser escuchadas no solo por todos los ciudadanos y ciudadanas, sino también por los poderes implicados en la reforma del estatuto universitario.