“Jesús René Hauron deja un gran testimonio de austeridad, de entrega y de dedicación. Su legado principal es el desprendimiento que demostraba de todo deseo material y también de toda exaltación”, afirmó en la fecha el padre Narciso Velázquez Ferreira, rector de la Universidad Católica desde Encarnación donde la comunidad educativa despidió al profesor emérito de esta casa de estudios.
La última voluntad de Hauron fue que las personas o instituciones que decidieran enviar coronas de flores a su velatorio destinen estos recursos a sus escuelitas de las zonas pobres de Encarnación. “Un desprendimiento sellado en un testamento en el cual pidió que no se ofrecieran coronas de flores en su velatorio, sino que todo el dinero que se pueda gastar en una corona se destine a una cuenta para unas escuelitas de zonas pobres de Encarnación fundadas por él”, detalló Velázquez.
Jesús René Hauron empezó como director de la carrera de enfermería con la que se inició en Encarnación la filial de la Universidad Católica. Luego pasó a ser decano de la Facultad de Ciencias de la Salud. Posteriormente fue prorrector de la filial Itapúa, consejero general del Universidad y este año volvió a asumir como director general del campus de Encarnación.
“Una persona muy conocida en el ámbito académico y también en el ámbito social, una persona que ha demostrado un testimonio certero de su amor a la universidad, su entrega a la universidad y su dedicación plena a las labores desde la universidad al acompañamiento social”, señaló el rector.
Cerca del mediodía del lunes llegaron los restos del Dr. Jesús René Hauron a la sede Encarnación de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, donde se cumplió un acto de homenaje póstumo de parte de altas autoridades de la comunidad universitaria, de la Iglesia Católica, docentes, estudiantes y sociedad en general.
El doctor Hauron falleció el domingo 23 de agosto, día de su cumpleaños, a los 79 años. Trabajó durante 28 años en el Hospital Regional de Encarnación donde se inició como médico y ejerció durante seis años ad honorem.