Jesús López nos cuenta cómo consiguió llegar a su peso ideal en ocho meses.
Texto: Mathias Garelik Bogado
Foto: Internet
Jesús López (33) decidió que no quería una vida marcada por la obesidad, por lo que emprendió un cambio radical. A base de disciplina, esfuerzo y mucha paciencia, logró perder 45 kilos en ocho meses. “Hoy, con 85 kilos, puedo decir que los resultados han sido significativos”, comentó.
-¿Cómo fue para que te decidieras a bajar?
-Toqué fondo cuando uno de mis mejores amigos me dijo que estaba muy preocupado por mí. Decía con un nudo en la garganta que tenía miedo de que me pasara algo, y que poco o nada parecía no importarme. Eso hizo que abriera los ojos y me diera cuenta que era cierto, que si seguía con ese elevado peso, un infarto era muy probable que se me presentara.
– ¿Cuál fue tu diagnóstico?
– Con 130 kilos, entré al rango de obesidad tipo III, lo cual supondría un alto riesgo de algún accidente cardiovascular. Además de malestares como acidez, hinchazón y estreñimiento, existían otras dolencias que probablemente tenían que ver con intolerancias alimentarias.
-Al saber tu diagnóstico, ¿qué fue lo primero que hiciste?
-El primer paso fue contactar a expertos para que me guiaran en el camino. No se trata de perder peso así porque sí, sino de un tratamiento integral, por lo cual busqué una nutricionista, un entrenador y una terapeuta.
-¿En qué consistió tu dieta?
-En una dieta equilibrada que no produce hambre después de comer, dado que es bien balanceada. También abundante agua, de 3 a 4 litros por día y demás. En cuanto al ejercicio, realizo 45 minutos de caminata diaria para acompañar.
-¿Cómo fue adecuarse a este proceso?
-Personalmente me fue muy fácil, porque a la semana de tratamiento ya notaba una diferencia sustancial en mi cuerpo. Sentía que me desintoxicaba. Bajé varios kilos y me di cuenta que lo que comemos tiene directa relación con nuestra salud en todo ámbito. Empecé a sentirme deshinchado, más liviano, con una digestión normal, y sin ningún tipo de acidez, además las alergias ya habían disminuido bastante.
-¿Qué te costó dejar?
-Las frutas. Según la dieta que debía seguir, sólo podía comer dos frutas al día, y solamente por la mañana. Antes de iniciar el día, comía muchas frutas y a toda hora, y según lo que me explicó la nutricionista, eso no es tan saludable como se piensa debido a la cantidad de azúcar que tienen.
-¿Qué cambios lograste ver en tu estilo de vida y salud?
-Mis alergias que me acompañaban por años desaparecieron; bajé mi porcentaje de grasa corporal y al bajar de peso, también me animé a hacer ejercicios; regularmente hago yoga y ando mucho en bicicleta. Me siento muy bien de salud y anímicamente, por lo que hoy con 85 kilos puedo decir que los resultados han sido significativos.
-¿En todo momento recibiste el apoyo de tu nutricionista?
-Efectivamente. Su presencia desde el vamos es algo que destaco por completo, dado que las personas debemos sentirnos cómodas con quienes nos están guiando en nuestro camino hacia la transformación. Yo no descansé hasta dar con la nutricionista correcta, ya que la misma debe escuchar lo que te gusta y lo que no y adaptarte un plan en el que no sufras porque, de lo contrario, tirarás la toalla fácilmente
-¿Cuál es el mensaje que dejarías a aquellas personas que viven lo que viviste?
-El mensaje más importante que quiero difundir es que se animen a dar el primer paso, nada es imposible. Aunque la meta parezca muy lejana, todo empieza con un paso, todo lo demás se va dando. Tengan el objetivo muy claro en su mente todo el tiempo y jamás lo pierdan de vista. Paciencia y constancia por sobre todas las cosas porque vencer a la obesidad es cuestión de voluntad.