Texto: Mathias Garelik
Foto: Internet
Un padre y un hijo compartían un agradable picnic en una tarde calurosa de enero. Cuando el sol se preparaba para descansar, la pequeña familia decidió realizar un paseo por el campo. Durante el trayecto, sintiendo la suave brisa del viento, se encontraron con paisajes únicos, desde cristalinas aguas hasta un bello jardín de aromadas flores.
Ya al anochecer, optaron por regresar al lugar donde se encontraban anteriormente, sin embargo la vuelta se vio complicada debido a la nula visibilidad. En un intento de llegar más rápido, al padre se le ocurrió una idea. Esperanzado de que funcionara, le sugirió a su hijo tomar rumbos distintos, a fin de encontrar un atajo.
Tras un breve diálogo, se separaron y cada uno emprendió un nuevo camino. Sin hallar un resultado esperado, el padre volvió al sitio donde se había visto por última vez con su hijo, no obstante al llegar, se extrañó que su hijo no haya aparecido. Momentos después, y sin seguir apareciendo, un papá desesperado inició una búsqueda intensa.
Posteriormente el padre encontró a su hijo en el suelo. Llorando desconsoladamente le preguntó acerca de lo que le ocurrió, a lo que éste respondió que había sido atacado por una serpiente. Además de estar perdidos, se sumó el hecho de contar con un herido en brazos, pero eso no fue impedimento para el padre, quien no se cansó de luchar hasta finalmente encontrar la excursión donde se encontraban viendo la puesta de sol inicialmente. Esa misma noche abandonaron el recinto y fueron directamente al hospital donde ingresó de urgencia.
Horas después, un preocupado señor en la sala de espera recibió la autorización del médico para poder ingresar al cuarto donde se encontraba internado su hijo. Una vez ahí, mantuvieron una pequeña conversación en donde el papá, lagrimeando de felicidad al saber que su retoño se encontraba bien, le dijo que no le soltará más, para luego después darle un fuerte abrazo. Tras unos días, el hijo recibió el alta médica y él, junto con su padre, regresaron a su hogar después de haber pasado momentos difíciles.