Quien no paga, no suena

Nota: Javier Servín
Foto: Marimar Macoritto

En Paraguay, hay un centenar de grupos musicales que con mucha ilusión invierten dinero, tiempo y esfuerzo en las grabaciones de sus canciones, con el afán de cumplir sus sueños. Pero chocan con la dura realidad dentro los medios masivos de comunicación, especialmente las radios: les exigen dinero a cambio de la difusión de los temas. Esta práctica crea un ambiente viciado donde lo que menos importa es la música y su calidad, sino cuánto pagás, lo que está convirtiendo a esta práctica en un negocio rentable y millonario a costa del talento.
Este negocio se conoce mundialmente como payola, que es el pago no declarado y fuera de la ley que se realiza para lograr que se privilegie la divulgación de una o varias obras en los medios de comunicación con relación a las demás.
Payola es una palabra de origen anglosajón, que fue empleada por primera vez en Estados Unidos en 1938 por la revista de publicaciones artísticas Variety. Sobre el origen del vocablo existen dos teorías: una que establece que es una contracción de las palabras pay (pago) y victrola y otra que dice que nace por una moda que tenía la revista antes citada de terminar las palabras en ola, en ese tenor, si la palabra en juego era juice (jugo) decían juiceola (jugola).
La palabra payola no existe en castellano, o sea, la Real Academia de la Lengua Española no la reconoce como parte de nuestro idioma, pero es un anglicismo adoptado y muy difundido en los países de lengua hispana.
El término quizás es nuevo para muchos de nosotros, pero la práctica es antigua y está más vigente que nunca en el escenario musical de nuestro país y el mundo.

Ilegal

La AIE (Asociación de Intérpretes y Ejecutantes) mide las veces que suena un tema en las radios que conforman su lista. Estas emisoras a su vez son las que mayor índice económico cobran por difundir una canción durante un período pautado. Conscientes de lo vital que es para el artista aparecer en este listado se aprovechan de estos a manera de chantaje y cobran por colocar cualquier canción que les llegue sin importarles la calidad de la misma. Simple y llanamente es un mercado egoísta, capitalista que va en detrimento del artista nacional.
Por eso cuando te preguntás por qué no hay nuevas figuras en el ámbito musical paraguayo, la respuesta es simple: no tienen cómo pagar la payola. O cuando te decís: ¿Por qué suena tanto ese tema tan malo?, la contestación es para que llegue a los primeros puestos de ránking.
En Paraguay, la canción más escuchada no siempre es la más solicitada, sino más bien la que más paga con una inversión de aproximadamente 30 y 50 millones de guaraníes. Esta práctica corrupta se hace más visible en el género tropical bailable.

Ventajas y desventajas
Esta práctica se ha vuelto tan popular, que se pone interesante analizar el lado positivo y negativo. Las ventajas y las desventajas sólo existen atendiendo al punto de vista o la posición en que uno se encuentre. Por consiguiente, algo puede ser beneficioso para el artista y no beneficioso para los productores de fonogramas; algo puede ser ventajoso para los promotores independientes y no para los productores de fonogramas; algo puede ser de provecho para las estaciones de radio y no para los artistas, entre otras premisas.

La payola es una práctica lesiva y que va en detrimento del fomento y desarrollo artístico por las siguientes causas:

  • Sólo se comunica al público el tema del artista que paga o materializa algún tipo de intercambio y/o que tenga influencia sobre los directores de programación.
  • Constituye un medio para abrir espacios y oportunidades a materiales y contenidos de dudosa calidad ética y estética.
  • La Payola impone un serio obstáculo a la difusión de materiales informativos y de entretenimiento de calidad.
  • Limita y desestimula la presencia de mejores materiales en las frecuencias y en los medios de comunicación
  • Es una práctica desleal, donde lo que impera no es el talento ni las virtudes individuales, sino lo inmoral y lo no ético.
  • Produce una imposición sobre lo que la gente escucha, no ofreciéndole a las personas lo que ellos en realidad quieren escuchar.
  • Constituye un fuerte óbice para los artistas jóvenes, que están buscando un espacio en el gusto de la gente a través de las emisoras de radio, hacer llegar su música y su mensaje a las masas.
  • Hizo fracasar a cantantes y agrupaciones que no disponen de dinero o poder para ofrecer algún tipo de intercambio en contraprestación de la difusión de un fonograma, etc.

Ahora bien, ¿Qué ventajas podría tener esta práctica desleal? ¿A quiénes beneficia? ¿Acaso un artista ya establecido tiene que pagarla? Estas preguntas no son nuevas, y por la circunstancia en que se encuentra la payola en la actualidad, no resulta difícil abarcarlas en una simple respuesta. Si los artistas no pagan no obtienen una mayor difusión de su fonograma, sea quien sea. El que cobra la payola es quien se beneficia, y por ende, el que la cobra no va a estar de acuerdo en ultimar esta práctica de la radio

Sin embargo, las ventajas que podría ofrecer la payola son pocas y de carácter muy subjetivo:

  • Le garantiza a un productor de discos la divulgación pública de sus materiales, asegurándole mayor reconocimiento público.
  • Si se paga o se materializa algún tipo de intercambio para privilegiar la comunicación de un fonograma, los autores de estos recibirán una mayor remuneración por la divulgación pública de sus obras

Por lo tanto, la Payola representa un fuerte óbice que tienen que enfrentar o con el que tienen que lidiar tanto los productores de fonogramas como los artistas; esta es una situación que quebranta la igualdad de derechos entre autores y/o responsables de los temas. La penalización o regulación de la payola eliminaría un estado de desigualdad, ahorraría una gran cantidad de inconvenientes tanto a los responsables de los fonogramas como a las estaciones radiodifusoras; inconvenientes como la acción civil que podría tomar cualquier persona que se sienta lesionada por una Payola, como el de realizar una programación musical fruto del intercambio de dinero, objetos materiales y/o servicios y no de la demanda del público, entre otros.

¿Cómo funciona?

Para esta investigación, contactamos con Ramón Colmán, manager y propietario del grupo GYGA, de un presupuesto bajo, pero de una calidad fonográfica impecable en cuanto a los materiales grabados. Colmán nos presenta una serie de screens (capturas de pantalla) y notas de audio a través del WhatsApp, dónde se puede ver el modus operandi de los operadores y locutores a nivel nacional, en el caso puntual de GYGA a la hora de hacer sonar sus canciones.

Comentó que invirtió mucho más dinero del que tenía y fue víctima de este cruel sistema monopolista y corrupto dentro de la movida tropical. Cansado de la situación accedió a colaborar con esta investigación para demostrar cómo funciona esta práctica sucia y desigual dentro de las radios top de Asunción, demostrando que están implicadas las más prestigiosas dentro del género tropical bailable.

El cobro de la payola siempre varía según el convenio al que se llegue con el programador, operador o en su defecto con el dueño de la emisora, el monto oscila entre los 100.000 Gs. y 200.000 Gs. por un periodo de 15 días, con la garantía de que sonará la canción por lo menos una vez al día en el horario que él se encuentre trabajando en la radio, no solo acaba ahí, cada operador pide esa cantidad de dinero por la difusión, si la radio contara con dos o más operadores entonces tendrías que pagarle a cada uno de ellos para hacer sonar en sus respectivos horarios o turnos.

También existe otra modalidad que el artista se vea obligado a regalarle un concierto en alguna discoteca o festival muchas de ellas organizadas por la misma emisora u operador de turno.

Paso a paso

El contacto con el DJ o locutor comienza por lo general a través del celular, ya sean llamadas o mensajes al WhatsApp, ya que el hacer negocio personalmente implica un mayor riesgo. En el mensaje o llamada se indica cómo se realizará el pago, por lo general se utiliza Giros Tigo, es más seguro y menos riesgoso para el DJ o locutor.

Una vez pagado el operador demuestra que cumplió con el trato grabando y enviando por WhatsApp un pedazo de la canción o bien envía un texto indicando que ya lo pasó.

La extorsión comienza de vuelta después de un par de semanas que se realizó el pago, amenazando que no volverá a pasar la canción si no vuelve a pagar. En la captura de pantalla se ve claramente como el Dj expresa que dejará de hacer sonar si no se realiza la transacción, dejando claro que hay muchos grupos que quieren sonar, con la intención de amedrentar al artista.

Los operadores, quienes saben que el artista ha tenido varios shows en la semana solicitan que se les “cargue saldo a su teléfono” (mini carga), o piden “para su fin de semana”.

La payola no solo pasa por el pago en efectivo, también se da el caso de indirectas y en ocasiones directas queriendo tener relaciones sexuales con artistas del sexo femenino a cambio de promocionarles, como así también regalos, ya sean remeras, termos entre otros.

Algunas productoras musicales asumen el pago de esta extorsión para hacer sonar al artista que representan. Aquí se da el caso muchas veces que las productoras musicales de mayor envergadura pagan para que no suene un artista determinado, que es competencia para su representado.

La payola en Paraguay está empezando a generar ruido, tanto así que se instaló el debate en el programa de televisión Teleshow, donde la referente de la movida tropical Nadia Portillo más conocida como La Kchorra y Miguelito Quintana Bareiro, vocalista del grupo Cómplices, con más de 16 años de trayectoria, hablaron del tema. El revuelo se extendió a las redes sociales y a otros programas de radio y televisión.

 

Fuente: Página oficial de TeleShow.com

La payola es un arma que conviene a las grandes productoras que generan monopolio, quienes ganan a costa de quienes se esmeran por crear productos independientes, matando así los pequeños espacios de difusión destinados al artista nacional.

Bueno para algunos, malo para otros, queda simplificada la cuestión en esta frase: Quien no paga, no suena. Ahora, el tema por lo menos está en el tapete.

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