Texto y foto: Guadalupe Acosta.
Ver resurgir en estas últimas semanas, un discurso de intolerancia política, de los “paraguayos de bien” y los “paraguayos de mal”, las generaciones que fueron víctimas del régimen autoritario llevado a cabo por el General Stroessner están preocupadas por este ambiente extremadamente similar al de 35 años atrás. Con esta entrevista a Oscar Acosta, periodista y militante opositor en tiempos del autoritarismo, decidimos recordar un poco de historia a la vez que buscamos reflexionar sobre nuestro papel como comunicadores en la consolidación de un régimen democrático que verdaderamente resguarde nuestros derechos.
P ¿Cuál era la situación de la prensa en tiempos del Stronissmo?
R. El régimen radicaliza su política de persecución hacia los medios que cuestionaban el sistema, un sistema muy particular, sostenido por las fuerzas armadas y un partido popular como lo era el partido de gobierno. Ese partido popular le otorgó mucho respaldo civil, entonces debían acallar las voces cuestionadoras, sobre todo en un contexto donde la política internacional dividía al mundo en dos partes: el este y el oeste. En aquel entonces tenía lugar la guerra entre la “democracia occidental” versus el comunismo y el socialismo (con sus diversas tendencias internas) y en el contexto internacional los países aliados a los Estados Unidos, debían luchar ferozmente contra esta otra forma de gobierno. No podían permitir que ningún pensamiento opositor tenga oportunidad de florecer. Aun así, muchos medios trataron de tener una voz de disidencia y pagaron las consecuencias. Era muy duro. Se fueron aislando aquellos medios de prensa que decidieron tomar un camino de enfrentamiento con el sistema. Todos los que de alguna manera trataron de mostrar un sentido crítico o alguna independencia, terminaron o suspendidos o clausurados. En cuanto a los periodistas, para los que trabajamos en medios audiovisuales, pero especialmente radiales, no podíamos ejercer nuestra vocación sin contar con el permiso del entonces ANTELCO una institución del estado donde administraban el espectro radiomagnético. La transmisión de programas era lógicamente reservada para los amigos, los simpatizantes con el dictador. Era absurdo pensar siquiera que una emisora de radios podía estar en manos de un opositor y mucho menos una estación televisiva. La prensa escrita era aquella que sufría en menor proporción la censura, pero al estar igualmente controlada, muchos periódicos se pasaron finalmente al bando del oficialismo.
P ¿Corría peligro la vida de los periodistas en aquellos tiempos?
R. La vida de los periodistas siempre corría peligro. En mi caso particular, fui arrestado numerosas veces por supuestamente violar la Ley N° 209, “Atentar contra la paz pública y la libertad de las personas” y también en virtud del artículo N° 79 de la constitución de 1967, pero en últimas instancias siempre fui liberado al igual que la mayoría de mis colegas. Deshacerse de nosotros no era tan sencillo. Otros militantes políticos o sociales no tuvieron la misma suerte. Algunos fueron presos y procesados judicialmente, otros exiliados, están también aquellos que nunca volvieron a ser vistos. Es decir, aparte de la muerte física, existió una muerte civil como dijo alguna vez Santiago Leguizamón. Esta consiste en que te autocensures o, en este caso, que te censuren. Tarea bien ejecutada por la dictadura.
A los periodistas de mi generación ya nos tocó el último tramo de estos tiempos de opresión, pero al igual que en las generaciones pasadas sufrimos sometimientos inhumanos: encarcelamientos injustificados, torturas crueles, desapariciones sin explicación, allanamientos de nuestros hogares, de todo un poco.
P ¿Cuál es la responsabilidad que tienen hoy los medios y especialmente los comunicadores para lograr la consolidación de la democracia cuando somos testigos de la intolerancia que está empezando a emerger nuevamente en los órganos políticos?
R. Los medios de hoy, los comunicadores que ejercen la profesión y aquellos que se encuentran estudiando para el día de mañana ser la voz de la información, deben optar por el camino de la pluralidad. Cuando uno comprende de que trata el ejercicio de la democracia este concepto tiene un lugar fundamental en la tarea de informar. Esto quiere decir que debemos escuchar todas las voces que fueron participes de un hecho, aunque estas no sean compartidas con mi forma de pensar. Mi papel es que la gente, la ciudadanía, siempre tenga todas las versiones para que así puedan analizar cada situación acaecida con total objetividad.