Nota: Alejandro Acosta
Foto: Gentileza
Por la pluma de Carlos Sosa, ilustrador del diario ABC Color, mejor conocido como Caló, ya pasaron varios presidentes de la República y cientos de personalidades. Cree que, para lograr una caricatura que quede en la memoria, el secreto es entrar en la cabeza de la gente y no ser “egoísta» y decir: «voy a plasmar lo que yo pienso”.
Nacido en Puerto Casado, Chaco, pero se considera más bien “malcriado” en Asunción, ya que desde pequeño vivió en la capital, es dueño de una de las lapiceras más filosas y es un referente del humor gráfico en nuestro país. Desde el Diario ABC Color, donde cuenta con espacios fijos como la columna de Ñeembeguepe, la contratapa de deportes, la revista dominical e incluso el suplemento de humor, busca retratar la compleja realidad local de manera punzante, pero divertida.
-¿Cómo surge tu talento para el dibujo?
-El tema de mi interés por la ilustración surge viéndole a mi papá, enseñaba en una escuela de Puerto Casado, y traía los exámenes de dibujo a corregir, y eso me empezó a interesar muchísimo, tal es así que le dedicaba muchísimo tiempo a dibujar y a cortar figuritas de papel, tenía armados equipos completos de fútbol con muñequitos de papel, todos bien pintados con sus características. Siempre le dedique mucho tiempo a eso, tal es así que la escuela era un problema porque una parte de mi cuaderno tenía las tareas normales y otras llena de dibujos.
-¿Te afectó en los estudios?
-La verdad que no, la verdad que más fue usado en favor de la decoración de la pizarra, ciertas libertades tuve, cada uno más que menos ve algún brillo, algún talento que se está desarrollando y apoya ese tipo de cosas. Salvo mi mamá, que quería que sea contador, incluso, en más de una ocasión, me decía que con el dibujo me iba a morir de hambre, yo seguí insistiendo, yo sabía que esto iba a ser para mí, era lo que me gustaba; yo puedo decir que me salí con la mía en ese aspecto.
-¿Sos autodidacta o llegaste a estudiar?
-Yo creo que nadie es autodidacta en todo, en ninguna profesión, por el camino va agarrando. En mi caso, yo me crucé con muchos buenos profesionales del dibujo, entre ellos un uruguayo, Rodolfo Fernández Álvarez, que ahora está en Barcelona, enseña ahí, trabaja, un buen profesional; me junté con letristas, Vidal Coronel, un famoso letrista de Barrio Jara que trabajaba con nosotros desde un principio en una imprenta, una manufactura de envases de cartón. Ahí aprendí lo que era la combinación de colores, porcentajes, el falso color, hoy en día la computadora ya se encarga de hacer todo eso, cuando eso teníamos que hacer con retícula, o sea, era un laburo inmenso, muy a pulmón todo.
-¿Y luego ya pasaste a Abc Color?
-Trabajando yo en esa imprenta, porque a, parte de ser el dibujante, era el ordenanza que preparaba el tereré, limpiaba los cortes de papel que caían de la mesa del creativo, tambien dibujaba, pintaba; un día va una persona de una publicitaria y ve lo que estaba haciendo, y habla con mi tío, que era el vendedor estrella de esa imprenta y le pide el pase, y de ahí me quedo como creativo publicitario dos años o tres.
Después, pasé a otra publicitaria y se reabre ABC. En eso también me caso, ya venía Kike (su hijo mayor) en camino también, y se sucede el golpe y se reabre ABC, y me dice Marcial Orué, que trabajaba como laboratorista en la publicitaria: «¿por qué no nos vamos a probar en ABC, y le digo: «no, ¿por qué si estoy bien?, estoy tranquilo en la publicitaria». Ni me imaginaba que de un ambiente lento, parsimonioso de la publicitaria pasaría a esta locura del día a día, la presión, que tenes que ir creando sobre la marcha, es otra cosa, otro entrenamiento
-¿Te pasa que, a veces, no llega la inspiración?
-Sí, totalmente. Hay días que no tenés nada, prácticamente; hasta hace un rato estaba con problemas para Ñeembeguepe, de mañana, pero siempre surge algo, es cuestión de concentrarse nomás y forzar la máquina; a veces, surge y te despertás con cosas en la cabeza y hay veces que no. El trabajo del diario no te permite ese tipo de licencias, no podés decir hoy no voy a dibujar, ya te debes a tus lectores y a la gente está esperando a ver qué salió.
-¿Que despierta en la gente tus dibujos?
-Y es hacer humor crítico, es sacar una sonrisa de algo malo que está pasando. Esta semana, tuvimos muchas cosas horribles, cosas que de repente para ilustrarlas tenés que buscarle muchísimo el lado, y hay que pensar como piensa la gente. En este trabajo no podés ser egoísta y decir: «voy a plasmar lo que yo pienso», porque uno tiene que pensar cuando está dibujando que vas a mandar el mensaje a muchísima gente, tenes que entrar en la cabeza de la gente. Depende del tema que tocás, porque en el tema político, por ejemplo, tires contra quien tires, siempre vas a tener alguien que no esté de acuerdo contigo, nunca les vas a dar el gusto a todo el mundo, pero vos tenés mas o menos que saber el tipo de lector con el que contás o de gente que te lee, y de acuerdo a eso vos vas. Es una combinación del tipo de mensaje que vas a mandar, el tipo de gente que va a leer y, a la vez, tiene que estar en concordancia con la línea editorial del diario, es bastante complicado si te pones a pensar.
-¿Cuál crees es tu principal legado?
-El alcance que tiene mi dibujo se lo debo totalmente a la editorial Azeta, eso es indiscutible un medio masivo de comunicación te ayuda a llegar a más gente, y el legado que yo dejo, creo que es toda una generación viendo lo que estoy haciendo y tratando de hacer llegar un mensaje de cambio, y en un futuro tratar de enseñar, el mejor legado que uno puede dejar es la docencia, la enseñanza, y dejar en otro algo de lo que hiciste para su continuidad.
-¿Cómo logras esa capacidad de síntesis para plasmar una idea?
-Es algo que no puedo explicar, simplemente no puedo explicar porque es algo que tuve siempre, como que vine ya con ese plus, algunos le dicen creatividad, yo creo que es oportunismo, estar a la pesca de los detalles y ser un observador de la vida, eso es importante; observar, detallar bien así, pero lo de darle el mensaje y darle la vuelta a una imagen que vos tiras no sé como explicar, creo que es un poco de práctica y cierto don que uno trae.
-¿Cómo captás la esencia de los personajes?
-Yo soy de la creencia de que uno le va acostumbrando al lector, o sea de insistir en publicar ciertos detalles en el personaje, por ejemplo, en el caso de Calé, el jopo y, a veces, miro mi caricatura y no tiene ni parecido con el personaje real pero la gente ya lo identifica por acostumbramiento, por asociación.
-¿Cuáles son los personajes que más te marcaron?
-Viste que son 27 años ya acá, son como 8 o 9 presidentes que pasaron por mi pluma,¿verdad?, y varios personajes que formaban el entorno de ese presidente, pero es la política lo que más da personajes. La política y el deporte son los que más aportan personajes, y se sucedieron en distintos tiempos. Cuando empecé a dibujar estaba en auge Juan Ramón Chávez, un viejo dirigente del Partido Colorado y, por supuesto, que Stroessner, que acababa de irse, era la figura también. Por ahí Blas N. Riquelme y los personajes de la época, como (Andrés) Rodríguez. El Mercosur, que cuando eso era nuevo, después Ángel Seifart, Luis María Argaña; a Argaña lo dibujé muchísimo porque era un personaje bastante pintoresco, era un tipo de decir las cosas frontales y sin filtro; a Wasmos me cansé de dibujarlo, González Macchi, Nicanor Duarte y, hoy día, Víctor Bogado y Horacio Cartes, por supuesto.
-¿Te sigue gustando el trabajo que tenés o, a veces, te cansa?
-Personalmente, me gusta lo que estoy haciendo ahora mismo, o sea, a mí me proponen hacer una historieta y me niego porque no es lo que estoy haciendo, yo trato de comunicar en un solo cuadro lo que estoy diciendo, a lo sumo en dos, pero para hacer una tira cómica, no sé, a lo mejor más adelante, estuve pensado que podría hacerlo con la rata y crear unos personajes que puedan interactuar con ella, pero más adelante, no es el momento ahora.
-¿Nunca te crearon problemas por tus dibujos?
-Nunca tuve problemas, al contrario, ofrecimiento de dinero a cambio de los originales, por ejemplo, en el caso de Calé (Juan Carlos Galaverna). Hace poco, Víctor Bogado me pidió que le regale un dibujo, yo le iba a obsequiar nomás uno de esos dibujos que estaba en el carrito de bebé con la niñera, nunca vino a retirar, me parece a mí que quería nomás meterme conversación a ver si caía en algo, no sé cuál es la historia con estos políticos, uno no se puede descuidar del todo. Y a Calé no le vendí nunca los originales por más de que él alguna vez diga que sí, porque en, aquella época, él estaba con líos con el director y no sabía para qué específicamente quería, si era para coleccionar, o armar un quilombo más grande, nunca se los vendí, siempre se usaron mis dibujos en su cumpleaños como souvenir, pero eso era levantado de nuestras publicaciones, los originales están todos en ese mueble y ahí se van a quedar.
¿Sos más amante del lápiz y papel y no tanto de lo digital?
-Intenté yo dibujar en tableta pero no hay caso con la coordenada, a menos que sea en una que se dibuje directamente, pero con esta que tengo no hay caso.Yo también coloreo mis dibujos pero muy rara vez, me gusta mucho la acuarela, la técnica aguada, por ejemplo, y con marcadores de agua, pero mucho no; este trabajo que hago acá, mucho no me permite, porque el tiempo es el problema.