«Definitivamente Comunicación es una carrera de apasionados»

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Nota: Natalia Velázquez

Fotografía: Gentileza de la entrevistada

Cecilia Vargas Peña culminó Ciencias de la Comunicación en el 2010. En esta entrevista cuenta acerca del gratificante cambio que le toca experimentar  como jefa de producción y propietaria de Otromundo Audiovisual. Además, relata el proceso que supuso independizarse y crear su propia empresa.

 

-Para empezar, ¿podrías recordar alguna anécdota divertida de tus tiempos de facultad? 

-Tengo historias de aprendizaje. Los profesores eran geniales, habían de todos los tipos: los que te enseñaban a pensar, a ver el mundo como tu creatividad la pinta; los metódicos, que te mostraban que solo la creatividad desequilibrada no era suficiente, sino que todo tenía su proceso; los que veían tu potencial y trataban de que lo saques a flote y quizás en ese momento no los entendía, pero con los años comprendí que a veces las cosas no se ven claras sino con el tiempo, pero supongo que ahora les agradezco.

Conocí amigos magníficos que hoy crecieron y los veo en la tv o son grandes empresarios u otros denunciando las injusticias. Otros viven lejos y trabajan en grandes multinacionales. Creo que contar nuestras anécdotas es imposible, son demasiadas, pero ver cómo evolucionaron y en quienes se convirtieron te dan ganas de seguir y saber que al igual que vos lograron hacer sus sueños realidad y que, si bien no recorrieron todo el camino, es bueno saber que vos fuiste parte del camino en algún momento y eso lo hace memorable.

-¿Tuviste algún profesor que te inspiró?

-¡Ufff!, todos y cada uno de ellos dejó una enseñanza, me mostraron el camino que en ese momento no entendía porque estaba perdida, y la vida me llevó a hacer algo que en ese momento no imaginaba que sería posible como ser parte de una película paraguaya, como hacer cine o tener una productora. A veces, cuando estudiaba no le veía la utilidad, pero ahora creo que todo es útil, al cerebro no le viene mal información en exceso, y eso es lo que hicieron muchos de ellos, nos prendieron la lamparita pero ya depende de cada uno mantenerla enchufada.

¿Cómo surgió la idea de crear tu propia empresa?

-Muchos factores, supongo que el primero fue la decepción, saber que los medios están muy manipulados por las pautas publicitarias, que al final las verdades se cuentan a medias y que lo que escribía no podía ir en contra de las demás empresas que constituían ese holding. A eso sumarle que si tenés grandes ideas ¿por qué seguir tocando el mismo techo cuando el límite es el cielo?

Quizás suena muy cliché, pero es la verdad, las empresas son muy limitantes, al menos para el rubro audiovisual o periodístico. Llegó un punto en el que ya no estaba para escribir sobre modelos o hablar acerca de lo que a la empresa le convenía (pero eso también tuvo su lado positivo, fue una etapa). Y la idea de armar una empresa no fue fácil: chocas y caes muchas veces, sentís muchas veces que querés desaparecer, te endeudas, te odian, te quieren, no te pagan, no te valoran y hay que ganarse un espacio.

Supongo que se trata de encontrar el equipo ideal, el que vea el futuro igual que vos y que la remen en juntos, no se puede lograr grandes cosas estando solo. El equipo de trabajo es clave y fue ahí que hice click y dije: “con ellos quiero trabajar”  y armamos una empresa que hoy se hace cada día más conocida «OTROMUNDO».  Este año ganamos varios premios en Paraguay y en el exterior, que nos contraten y confíen en nuestro trabajo marcas y empresas como Tigo, Cervepar o Perfecta, eso es la prueba de que lo estamos haciendo bien.

-¿Qué has aprendido en todo este tiempo al estar al mando de tu empresa?

-Buscar un equipo que sea apasionado, que ame lo que hace y que tenga la misma visión del mundo que tenés vos. Lo primero que nos dijimos con los dos socios fue: «no seamos las empresas en las que estuvimos»  y el respeto es imprescindible, abrirse al otro, escucharlo, comunicarse, y saber que no hay cliente chico, el futuro de las empresas es desconocido y lo que hoy es chico, mañana puede ser un gigante. Aprendí que trabajando en equipo se logran mejores cosas y que los funcionarios trabajan mejor cuando se les trata bien, cuando se les paga lo que valen y por sobre todo la buena onda, a veces las jornadas de trabajo son de 20 horas, compartimos más tiempo con los compañeros de trabajo que con nuestras familias, amigos y parejas, entonces lo más inteligente es que haya un buen ambiente de trabajo y marcar los errores enseñando, no juzgando. Todo este conjunto da buenos resultados.

-¿Qué consejos les darías a las personas que quieren emprender su propio negocio?

-Que no se lancen sin un buen equipo de trabajo, sin un proyecto bien estructurado, mucho menos si están inseguros porque la caída podría frustrarlos. Sin embargo, si lo hacen  les diría que den lo mejor de sí, que den el 200% de sí mismos, que lean, sean curiosos, pregunten, investiguen y no tomen decisiones basadas en el dinero, sino que hagan lo que aman y propónganse metas a corto y a largo plazo y por sobre todas las cosas, crean en sí mismos, porque si una idea no les convence a ustedes, mucho menos al que tratan de venderla.

-¿Algún mensaje para los estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación?

-Definitivamente es una carrera para apasionados, siempre digo que los de comunicación percibimos al mundo de otra manera, somos más justicieros, gritamos la verdad, queremos cambiar al mundo, pero hay algo clave, para cambiar al mundo primero debemos cambiarnos a nosotros mismos y fortalecernos.  Debemos ser fuertes en nuestras creencias, ideologías y valores, educarnos y dar el ejemplo, porque emitimos muchas opiniones y eso nos juega en contra cuando nos equivocamos, porque nos tratan como dueños de la verdad y eso nos convierte en un blanco para los que solo ven las cosas superficialmente. Pero si tuviera que dejarles una frase les diría: “hagan lo que les llena el alma”, porque no hay cosa más horrible que pensar en el «cómo hubiese sido si me animaba a tirarme a la pileta», máximo se golpearían la cabeza contra el piso, pero ¿y si no? Hay que animarse, el miedo a uno mismo es el peor enemigo para emprender.  Y por sobre todo, sean amigos del cambio, el que no se anima a cambiar, se queda estancado.

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