Nota y fotos: José Luis Jiménez
El pueblo paraguayo se encuentra en un inminente estado de emergencia, ya que debido a la inclemencia del tiempo miles de familias se encuentran damnificadas, desamparadas, en un estado de abandono y hasta si se quiere, en la intemperie. Pero no se lo puede echar la culpa solo al mal tiempo, ya que por el otro lado existen lacras que roban todo en cuanto les convenga y piensan de forma egoísta en su bienestar personal, pues en gran parte, son los responsables del estado de esas personas.
Y son los mismos que disfrutan de la buena vida, con excesivo dinero (del aporte del pueblo paraguayo, desde el más pobre indigente hasta el más encumbrado), aquellos quienes se hacen llamar diputados y senadores, quienes con promesas convincentes, pero en verdad aberrantes son elegidos por el pueblo, y una vez ya en el puesto se dedican a derrochar de forma abrumadora el dinero que ganan inexplicablemente, olvidándose de quienes los votaron.
Actualmente muchos de los funcionarios reciben sumas siderales en sueldos y bonificaciones sin tener siquiera grado universitario, considerando que anualmente el Congreso gasta Gs. 264.000.000.000 aproximadamente en el funcionariado. Y mientras en las calles abundan los menesterosos en busca de sobrevivir. Pero las drogas, la delincuencia y la mendicidad ¿son una buena opción para la supervivencia? Pues si trata del país en donde vivimos, queda increíblemente en cuestión dicha pregunta.
Con la situación deplorable que se está viviendo en todos los ámbitos, ya sea político, educacional, salud, pobreza extrema, etc., los jóvenes están levantando la mirada de todo un pueblo que se encuentra indignado, y son los principales protagonistas del cambio, del verdadero cambio en nuestro país; y mientras los políticos preparan sus falsetes con su acto de demagogia para decir nuevamente que se viene “un país mejor”, la juventud llega y hace el llamado para actuar y decir: ¡BASTA DE CORRUPCIÓN!