Nota y fotos: Guadalupe Acosta Barriocanal
Carteles, silbatos, trompetas. Estos elementos, acompañados de discursos, músicas y una multitud de jóvenes de la educación secundaria ornamentaban hoy las puertas de la plaza Italia. A las 8 horas citaba la convocatoria para todos los estudiantes de la capital.
Los chicos que iniciaron esta gran marcha, alumnos del Colegio Cristo Rey, corrían de aquí para allá repartiendo carteles, organizando a los estudiantes de otras instituciones que, a medida que transcurría la mañana, iban colmando cada rincón del espacio público.
Un sueño, que comenzó cuando los dos impulsores de esta protesta, Fernando Corvalán, Paulo Cossetti y Lucas Zárate, alumnos de la promoción 2015 del Cristo Rey, se plantaron y dijeron: “Tenemos que hacer algo”. Hoy se concretó de manera exitosa.
Varios fueron los jóvenes que manifestaron su apoyo a la causa, además de padres, madres, abuelos, directores de diversas casas de estudio. Por primera vez, chicos, provenientes de distintas realidades, se unieron para despertar y luchar por una causa común. Hoy no existieron clases sociales, ni colegios privados ni públicos. Hoy, después de mucho tiempo, existió solo la juventud paraguaya, una juventud que paulatinamente fue despertando y toma ahora mismo como prioridad la raíz que provoca tanta desigualdad social en nuestra nación: La falta de una educación de calidad.
Las masas se fueron concentrando aproximadamente a las 9.30 horas. Comenzaron la marcha, cuyo primer destino fue el Ministerio de Educación y Cultura, donde entregaron a las autoridades el proyecto con los reclamos. En un acto de cordialidad, la ministra Marta: Lafuente entregó a los estudiantes flores, que fueron cordialmente rechazadas. “No queremos flores ni promesas, queremos ver acciones y cambio”. De allí, partieron al encuentro de otro sector importante.
En la plaza de la Democracia, jóvenes de las dos universidades más prestigiosas del país, La Universidad Nacional de Asunción y la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, se unieron en cantos que proclamaban por un sistema de educación eficiente que brinde a todos los paraguayos la oportunidad de tener un futuro digno. El estudiantado universitario pronunciaba fuertes cánticos entre los que también reclamaban la destitución del actual rector de la UNA, Froilán Peralta, por evidencias inminentes de despotismo y corrupción.
En tanto, el gremio de docentes entonaba distintas canciones en la plaza Uruguaya. Vinieron de todos los rincones del país, Asunción y cercanías (Villa Elisa, Lambaré, San Lorenzo), así como también de departamentos más alejados, entre los que se destacaban Caaguazú (Coronel Oviedo), Ñeembucú (Pilar) y otros tantos. Los educadores exaltaban el despertar de los jóvenes con discursos donde imponían que el Paraguay no estaba perdido, que esta juventud es el presente y el cambio del futuro. Declaraban apoyar totalmente los objetivos de la marcha y exigían el cumplimiento de cada uno de los puntos propuestos por los estudiantes.
Así, cuando el reloj indicó las 10.30, los universitarios y docentes se dirigieron en conjunto adonde estaban los estudiantes de secundarias. Sus gritos y reclamos inundaron cada calle del centro de la capital, marchando al son de músicas de protesta. Conforme avanzaban, la gente los observaba, muchos alentándolos con “¡Fuerza Jóvenes!” acompañados de aplausos.
Finalmente los tres grupos se unieron en la plaza de Armas, frente al Congreso, donde la manifestación continuó de forma pacífica. El escenario principal se colmó de momentos de cultura, donde varias personas destacaron su talento con música. A su vez, entre tiempo y tiempo, distintas personas provenientes de escuelas, colegios y universidades, subieron a alentar la causa.
Vivimos hoy en carne propia, el nacimiento de una nueva época. El despertar de nuestra juventud. Pero no debemos dar por sentado que el cambio se producirá de la noche a la mañana. Mantengamos firmes nuestros ideales, luchemos juntos para ver un desarrollo, un cumplimiento de las promesas.
Sigamos marchando.