Le preguntás si también te quiere.
Y esperás que te diga lo que siente… y que lo que siente sea lo que esperas.
Te sientes triste porque no te responde.
Te molestas porque no hace lo mismo que vos, cuidarla para que esté bien y protegerla de que no la dañen, preocuparte de que esté bien.
Sé que querés llevarla para vos, apoderarte de ella y que sea tuya, de nadie más, ser su dueño. Pero ¿Qué sucede cuando la cortás?
Se marchita, pierde su belleza, ya no la quieres como en el principio.
¿Por qué no podemos, no aprendemos a querer a las personas como a las flores..??
Saludos – No dejes de sonreír.
Texto y fotos: Junior Román